JUAN CLAUDIO

CIFUENTES

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Presentación

Estás en la puerta de una alegre realidad. Estás para entrar en un sueño de hace ya mucho tiempo que, con el decurso de los meses, de las ediciones, de los años, se ha convertido en una realidad melillense del mes de febrero. El mes del carnaval, de la locura climática, del invierno, aquí en nuestra ciudad es también el mes en el que llega el jazz, esa música misteriosa, a veces chocante. Esa música con apariencia exigente, aparentemente sorpresiva, tan particular y tan intensa por otra parte. Esa música que a veces tanto te suena, a veces tan pegadiza, incluso tan delicada… pero siempre, siempre, tan hermosa.

        Y es que el jazz es como el amor: misterioso, chocante, exigente, sorpresivo, particular, intenso, contundente, conocido, ligero, tenue, pero siempre hermoso. Eso viene a decir un libro que os recomiendo, de Geoff Dyer, escritor británico afincado en Los Ángeles, precisamente llamado así: “Pero hermoso…”

        Estás en la puerta de una suma de esfuerzos y de sudores de unas cuantas personas en un ya largo periodo de tiempo y eso, hoy por hoy que casi todo lo bueno es efímero, hay que celebrarlo.

        Unas jornadas sobre jazz que comenzaron hace veintisiete años como una casualidad dentro de una conversación de tres amigos y que ha ido, paso a paso, creciendo con modestia pero con ambición, como un sueño que comienza a hacerse real y palpable.

        Al escribir estas líneas hay que recordar a muchos, tantos, que nos ayudaron. Algunos siguen cerca de nosotros. Otros ya no pueden colaborar pero nos alientan y nos inspiran desde allá donde quiera que estén, como es el caso de Cifu, cuyo nombre llevan estas jornadas desde las siguientes a su repentino fallecimiento. A todos, nunca tendremos suficientes palabras para agradecerles su generosidad y su colaboración y cada año sumamos nuevos amigos que conciertan sus esfuerzos con nosotros.

        El único secreto del desarrollo y la consolidación de estas Jornadas sobre Jazz es sencillo: ser realistas, querer lo imposible y sumar siempre, siempre; además de echarle muchas horas y muchas ganas.

        Espero que, una vez que pases esta puerta, notes que todo te da la bienvenida y que estarás en tu casa. Y queremos que repitas siempre, siempre.

Ángel Castro Maestro

Director UNED-Melilla